Llegó el momento esperado.
¿Estás ansiosa por conocer a tu bebé pero también estas preocupada por cómo será el proceso del parto? Para aliviar la tensión, he aquí un poco de información: saber lo que te va a ocurrir puede hacerte sentir más tranquila y segura cuando llegue el momento.
Generalmente, entre las semanas 38 y 42 del embarazo llega el momento tan esperado: el parto. En general, la mayoría de las mujeres puede tener a sus bebés mediante partos naturales (es decir, sin necesidad de realizar una intervención quirúrgica, que se conoce como cesárea).
El trabajo de parto se inicia cuando aparecen las primeras contracciones en el abdomen. Es decir, un dolor intenso que se produce debido a que los músculos del útero se contraen. Al principio, éstas se producen cada 20 minutos y, a medida que se acerca el momento, el tiempo entre una contracción y otra va disminuyendo. Finalmente, el bebé estará listo para nacer cuando transcurran cinco minutos entre una contracción y otra.
Mientras tanto, la vagina o canal del parto también se va modificando para permitir el nacimiento del bebé. Se producen la dilatación y el estrechamiento, que es cuando el cuello uterino (de la matriz) se ensancha y se hace más delgado. Cuando éste alcanza los 10 centímetros (4 pulgadas), ya está preparado para que la mamá empiece a pujar con las contracciones para que se produzca el nacimiento.
Durante las contracciones, es normal tener dolor de espalda o un poco de sangrado vaginal. Otras veces, se abre el saco y el líquido amniótico fluye a través de la vagina. Esto se conoce como “rompimiento de bolsa” o “rompimiento de la fuente”, y es en ese momento cuando debería comenzar el parto propiamente dicho. Si se rompe la fuente y no se inician las contracciones, es importante avisarle al médico de inmediato, él o ella probablemente le induzca el parto. De ese modo, se evita que el bebé se exponga a infecciones y otros problemas.
El nacimiento es el momento en el cual el bebé atraviesa el canal de parto. Para ello, previamente se había ubicado con la cabeza hacia abajo (cuando esto no ocurre, dependiendo de la posición, a veces es necesario practicar una cesárea). En ocasiones, dependiendo del tamaño del bebé y las condiciones del parto, el médico puede hacer una pequeña incisión en la vagina de la mamá para evitar lesiones. Esto se denomina episiotomía y evita complicaciones futuras, como incontinencia fecal (además, se cura más rápido que un desgarro). Por último, ni bien el bebé deja el cuerpo de la madre, se corta el cordón umbilical con unas pinzas especiales (algo indoloro tanto para el bebé como para la mamá) y se elimina la placenta. Así habrá concluido tu trabajo de parto.